Santiago, 25 de enero de 2024. Interrupciones de suministro para más de 2,6 millones de clientes, a lo largo del país, durante el año pasado, fue el saldo del fuerte incremento en los choques a postes en la zona de concesión de la distribuidora eléctrica CGE, que abarca desde las regiones de Arica y Parinacota a La Araucanía.
En la Región del Maule, 289.167 clientes resultaron afectados por este tipo de accidentes de tránsito durante 2023, equivalente a un aumento del 8% en relación a 2022, en tanto que el número de choques a infraestructura eléctrica alcanzó los 486 a lo largo del periodo.
Según datos de CGE, entre enero y diciembre del año pasado se registraron un total de 3.776 accidentes de tránsito que involucraron daño o destrucción de infraestructura eléctrica, como postes, transformadores y cables, afectando el suministro eléctrico a cientos de miles de clientes a lo largo del país.
Esta cifra muestra un fuerte incremento del 17,4% respecto del mismo periodo del año 2022, cuando se registraron 3.217 de estos accidentes. En los últimos años, y pese a las campañas de sensibilización de la compañía y las autoridades, la cifra de choques a poste no ha dejado de crecer, provocando serios perjuicios en la calidad de servicio entregada a los clientes.
En términos de clientes afectados con largas interrupciones en su suministro eléctrico por estos accidentes, en todo 2023 alcanzaron a más de 2 millones 611 mil clientes de CGE (2.611.798), un incremento de 28% respecto de 2022, cuando los afectados fueron algo más de 2 millones de clientes.
“La consolidación de la tendencia al alza en los choques a poste durante el 2023 es preocupante. El impacto en la calidad y continuidad del suministro eléctrico es muy relevante y afecta directamente el servicio a nuestros clientes”, señaló Cristian Briceño, gerente de Comunicaciones e Integración Cultural de CGE.
En promedio, entre enero y diciembre del año pasado se registraron 10,3 choques al día en la zona de concesión de CGE, accidentes que en su gran mayoría involucraron daño o destrucción de infraestructura eléctrica, como postes de baja y media tensión, transformadores o cables, afectando la calidad y continuidad del suministro eléctrico y dejando interrupciones de suministro eléctrico a un importante número de clientes.
Según la estadística, el 68% de los accidentes provocó largas interrupciones de suministro a clientes, mientras que solo en el 28% de los casos se logró identificar al responsable del accidente y de la destrucción de infraestructura eléctrica clave para la calidad de vida de las familias.
“Nuestro llamado es a que las personas realicen una conducción segura y a la defensiva, ya que esto permite resguardar en primer lugar su propia vida y la de sus acompañantes, permitiendo a la vez evitar daños a la infraestructura eléctrica tan necesaria para todas las actividades que realizamos a diario. Por nuestra parte, como compañía seguiremos realizando campañas de seguridad, pero en este tema necesitamos la colaboración de todos”, señaló Cristián Briceño.
La región Metropolitana fue la que acumuló un mayor número de accidentes con destrucción de infraestructura eléctrica, con 989 postes destruidos en 2023, lo que dejó a más de 771.402 clientes sin electricidad por este motivo. Las comunas con un mayor número de incidentes entre los 19 municipios en que CGE presta servicio en dicha región fueron San Bernardo y Puente Alto, seguidas por Buin, Talagante y Melipilla.
Por número de clientes afectados con interrupciones de suministro por postes chocados, le siguieron las regiones de O’Higgins, con 294.602; Maule, con 289.167; Antofagasta con 260.327; Coquimbo con 226.809; Biobío con 194.351 y Tarapacá con 154.274. Más atrás se ubicaron las regiones de Arica y Parinacota, Araucanía, Atacama, Ñuble y Valparaíso (tabla).
Los trabajos de reposición, que involucran en muchos casos la intervención de brigadas pesadas de reconstrucción de infraestructura, pueden tomar entre 4 y 8 horas, dependiendo de la complejidad y magnitud de los daños.
“Estos accidentes no solamente dejan personas lesionadas, sino que también afectan el desarrollo de las actividades cotidianas y productivas de las ciudades. A esto, debemos sumar el impacto en el comercio, en los centros de salud, los colegios y universidades y en las personas que realizan teletrabajo o clases online, donde la disponibilidad de energía eléctrica es esencial para realizar sus labores con normalidad”, señaló Cristian Briceño.