Problema de la educación superior en el Maule sur
INTRODUCCIÓN
El Maule Sur es una región con un potencial inmenso, sin embargo, a pesar de toda esta riqueza humana y natural, hay un problema silencioso que nos afecta en lo más profundo: la falta de oportunidades para nuestros jóvenes. Es una realidad que veo en cada conversación, en cada visita a una junta de vecinos, en cada encuentro con los padres y madres de este rincón del país. Nuestros jóvenes se ven obligados a emigrar, a dejar atrás sus raíces y a sus familias, en busca de un futuro que nuestra propia tierra no les ofrece. Este éxodo de talento y energía no solo es una pérdida personal y familiar, sino que también es una hemorragia para el desarrollo de nuestro Maule Sur.
DESARROLLO
No podemos seguir permitiendo que la mejor versión de nuestra juventud parta a otras ciudades, a otras regiones, a forjar un futuro lejos de quienes los criaron. No podemos darnos el lujo de ver cómo la próxima generación de líderes, agricultores innovadores, técnicos especializados y emprendedores se forma en Talca, Santiago o Concepción, a menudo sin la intención de regresar. El desafío que enfrentamos no es menor; Se trata de construir un puente entre el enorme potencial de nuestra gente joven y las oportunidades de desarrollo que, hasta ahora, parecen esquivas. Se trata de garantizar que el futuro del Maule Sur se construya acá. A mi juicio es preciso poner este tema en el centro del debate nacional, con soluciones concretas y un plan de acción que nos devuelva la esperanza.
El problema es multifactorial. Por un lado, la oferta de educación superior en la zona es limitada. Si bien contamos con importantes instituciones en la región, la concentración de ellas en las capitales provinciales y la escasez de opciones de formación técnica o profesional en las comunas más rurales obliga a nuestros estudiantes a un desarraigo forzoso. La decisión de estudiar una carrera se convierte en una elección entre un futuro profesional y la cercanía de la familia, un dilema que ningún joven debería enfrentar y que yo viví y sufrí personalmente en los 90´s. Además, las carreras que se ofrecen no siempre están alineadas con las necesidades productivas de nuestra tierra. Somos una región agrícola y forestal, con un creciente potencial turístico, pero ¿dónde están los centros de formación que especializan a nuestros jóvenes en enología, en gestión agrícola sostenible, en turismo rural o en tecnología aplicada a la producción local?
Por otro lado, la falta de oportunidades laborales de calidad es el otro gran pilar de este problema. Un joven que logra graduarse, muchas veces con el sacrificio económico de su familia se encuentra con un mercado laboral que no valora su formación o, simplemente, no ofrece los puestos de trabajo para los que se preparó (me pasó). Esto perpetúa el círculo vicioso: la falta de oportunidades profesionales impulsa la emigración de estudiantes, y la emigración desincentiva la inversión en educación superior local. Es un ciclo que debemos romper con políticas públicas que no solo miren al presente sino planifiquen el futuro.
La solución a este problema no pasa por grandes y utópicas promesas sino por acciones concretas y enfocadas. En primer lugar, es urgente trabajar para traer formación profesional y técnica de calidad al corazón del Maule Sur. Esto significa impulsar la creación de más Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales diseñando currículos adaptados a las necesidades reales de nuestra economía local. Debemos formar expertos en vitivinicultura para nuestros viñedos, agrónomos especializados en cultivos de secano, gestores turísticos que pongan en valor nuestros atractivos naturales y técnicos forestales que promuevan la sostenibilidad.
Para lograrlo, es fundamental establecer un trabajo en red con el mundo privado. Las empresas locales deben ser parte activa en definir estas mallas curriculares asegurando salidas laborales garantizadas para los egresados e impulsando inversiones educativas que mejoren la productividad regional. También es vital generar incentivos fiscales y programas de apoyo para jóvenes emprendedores locales puedan desarrollar sus ideas aquí mismo.
CONCLUSIONES
El futuro del Maule Sur está en manos y mentes jóvenes. Si les ofrecemos herramientas y oportunidades demostrándoles su valor para nosotros no tendrán necesidad irse; serán el motor hacia una nueva era próspera para nuestra región. Es hora actuar e invertir tanto en ellos como en el futuro anhelado para este rincón chileno: El compromiso debe ser claro; Maule Sur es tierra fértil para oportunidades donde educación abre puertas.
(El contenido vertido en esta columna es responsabilidad exclusiva del autor y no refleja necesariamente línea editorial ni postura oficial).
Fuente: Séptima Página Crónica