Esta metodología de riego intermitente representa un cambio significativo en el cultivo, ya que reemplaza la tradicional inundación que ha sido característica de esta práctica. Sin embargo, este cambio no es arbitrario, sino que responde a la creciente disminución de agua disponible para riego en muchas partes del mundo, el uso de riegos intermitentes permite una mejor gestión del recurso hídrico, evitando el desperdicio y promoviendo una utilización más eficiente del agua. Además, esta técnica puede contribuir a reducir los costos asociados al riego y minimizar el impacto ambiental.

Es importante destacar que esta metodología no solo beneficia al medio ambiente, sino también a los agricultores, quienes pueden obtener mejores rendimientos con un menor consumo de agua. Asimismo, el uso responsable del recurso hídrico garantiza la sostenibilidad a largo plazo de la actividad agrícola.

​“Este sistema llegó para quedarse”, sostuvo el productor arrocero Luis Valenzuela del sector Santa Amelia, en San Carlos, al referirse a la implementación del SRI (System of Rice Intensification) o sistema de intensificación del cultivo del arroz, que está implementando el INIA como nueva forma para producir arroz en Chile.

​Para Luis Valenzuela la falta de agua es un gran problema, razón por la cual sigue muy de cerca el sistema de riego. “Es muy amigable con el medio ambiente, de mucha economía de agua, de considerable ahorro en dosis de semillas y fertilizantes”, destacó, tras asistir al día de campo “Arroz y cambio climático: el aporte de INIA a la adaptación del cultivo y la seguridad alimentaria nacional”.