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​En un partido lleno de emociones entre los Phoenix Suns y los Golden State Warriors, la estrella de los Warriors, Draymond Green, fue expulsado por tercera vez en la temporada luego de propinar un manotazo en la cara a Jusuf Nurkic. Los árbitros, tras revisar detenidamente la acción, sancionaron a Green con un flagrante de tipo 2, obligándolo a abandonar el encuentro antes de tiempo. 

Esta expulsión se suma a otras dos ocurridas a lo largo de la temporada, siendo la más destacada aquella en la que agarró por el cuello a Rudy Gobert, resultando en una suspensión de cinco partidos por parte de la NBA. Green, pieza clave en los Warriors junto a Stephen Curry y Klay Thompson, se disculpó públicamente ante los medios después del partido. 

"Estaba agarrándome de la cadera y yo estaba moviéndome para intentar que los árbitros vieran una falta y haciendo contacto con él. Como sabes, no soy de disculparme por cosas que quise hacer, pero sí pido perdón a Jusuf porque no tenía intención de golpearle", expresó Green en una rueda de prensa, admitiendo la dureza del golpe y calificando el incidente como "desafortunado".

Nurkic, por su parte, dio su versión de los hechos y expresó su preocupación por la salud mental de Green. "¿Qué le pasa? No lo sé. Personalmente creo que este hermano necesita ayuda. Estoy contento que no intentara ahogarme… Pero al mismo tiempo no tenía nada que ver con el baloncesto", comentó el pívot con un tono irónico, esperando que cualquier problema personal que Green pueda tener se resuelva positivamente. 

A pesar de la victoria de los Suns por 119-116, el episodio deja a los Warriors y a la NBA con la tarea de abordar las acciones de Green, planteando interrogantes sobre las posibles consecuencias y medidas disciplinarias adicionales.

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