La máquina, con apenas 60 horas de uso, fue transportada por un camión de Vialidad que no contaba con seguro, ni existía un convenio formal con el municipio. El resultado: pérdida total de la maquinaria y ningún responsable sancionado. El Sumario municipal, concluido en junio de 2022, no encontró culpables, pese a que el propio decreto reconoció la ausencia de orden de trabajo, protocolo y seguro vigente. Para el concejal Jesús Rojas, quien denunció el caso desde el inicio, se trató de un proceso “muy pobre” y sin efecto real.Hoy, en 2025, cuando el país enfrenta investigaciones por licencias médicas falsas que amenazan con costar miles de millones al sistema de salud, las alarmas vuelven a sonar. Ya se han anunciado Sumarios internos en distintas reparticiones públicas y privadas. Pero la pregunta es inevitable: ¿serán estos nuevos Sumarios verdaderos instrumentos de control o simples trámites destinados a no incomodar a nadie?El caso Rodillo es un ejemplo de lo que ocurre cuando no hay consecuencias: se pierden recursos públicos, se diluye la responsabilidad y se socava la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. No se trata solo de recuperar maquinaria o dinero, sino de garantizar un mínimo de transparencia y rendición de cuentas.Los Sumarios no pueden seguir siendo rituales vacíos. La historia reciente en Linares nos enseña que la falta de protocolos, de seguimiento y de sanción convierte la negligencia en norma. En este nuevo escenario nacional, donde la salud pública está en juego, el desafío es claro: romper el patrón de la impunidad administrativa. Porque si los millones perdidos por licencias falsas tienen el mismo destino que el Rodillo, entonces no solo habremos perdido dinero. Habríamos perdido, una vez más, la oportunidad de corregir.
La máquina, con apenas 60 horas de uso, fue transportada por un camión de Vialidad que no contaba con seguro, ni existía un convenio formal con el municipio. El resultado: pérdida total de la maquinaria y ningún responsable sancionado. El Sumario municipal, concluido en junio de 2022, no encontró culpables, pese a que el propio decreto reconoció la ausencia de orden de trabajo, protocolo y seguro vigente. Para el concejal Jesús Rojas, quien denunció el caso desde el inicio, se trató de un proceso “muy pobre” y sin efecto real.Hoy, en 2025, cuando el país enfrenta investigaciones por licencias médicas falsas que amenazan con costar miles de millones al sistema de salud, las alarmas vuelven a sonar. Ya se han anunciado Sumarios internos en distintas reparticiones públicas y privadas. Pero la pregunta es inevitable: ¿serán estos nuevos Sumarios verdaderos instrumentos de control o simples trámites destinados a no incomodar a nadie?El caso Rodillo es un ejemplo de lo que ocurre cuando no hay consecuencias: se pierden recursos públicos, se diluye la responsabilidad y se socava la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. No se trata solo de recuperar maquinaria o dinero, sino de garantizar un mínimo de transparencia y rendición de cuentas.Los Sumarios no pueden seguir siendo rituales vacíos. La historia reciente en Linares nos enseña que la falta de protocolos, de seguimiento y de sanción convierte la negligencia en norma. En este nuevo escenario nacional, donde la salud pública está en juego, el desafío es claro: romper el patrón de la impunidad administrativa. Porque si los millones perdidos por licencias falsas tienen el mismo destino que el Rodillo, entonces no solo habremos perdido dinero. Habríamos perdido, una vez más, la oportunidad de corregir.